La piel es uno de los órganos más grandes y diversos del cuerpo humano.
Siendo la epidermis la primera línea de defensa contra estresores ambientales, incluyendo factores meteorológicos (calor extremo, frío, humedad), radiación solar ultravioleta (UVR), contaminación o humo de tabaco.
Al mismo tiempo, la piel también se ve afectada por factores estresantes internos, como por ejemplo una dieta poco saludable, variaciones hormonales, falta de sueño y estrés psicosocial.
Todos estos factores juntos contribuyen a la homeostasis de la piel y se denominan exposoma de la piel, definido como la totalidad de las exposiciones a factores no genéticos a las que se enfrenta una persona a lo largo de su vida.
Un elevado número de trastornos de la piel, como la dermatitis atópica, la psoriasis, y la rosácea, entre otras dermatosis inflamatorias, así como los problemas cutáneos relacionados con el fotoenvejecimiento, son el resultado de una compleja interacción entre la genética y el medio ambiente a lo largo del tiempo.
Sin embargo, las primeras publicaciones relacionando cuestiones dermatológicas con el entorno ambiental aparecen en 2017.
Algunos de los efectos biológicos a nivel cutáneo de estos factores ambientales son:
- La radiación ultravioleta: La radiación solar no sólo estimula la pigmentación e induce daño en el ADN, sino que también promueve el estrés oxidativo, la inflamación (p. ej., quemaduras solares, fotosensibilidad, fotoalergia, brotes de fotodermatosis), y disminuye de la inmunidad frente a desafíos microbianos (p. ej., foto inmunosupresión del herpes labial con el sol). Los efectos beneficiosos de la exposición UV aguda incluyen la síntesis de vitamina D, liberación de factores opioides y disminución del dolor.
- Polución: Los contaminantes transportados por el aire inducen estrés oxidativo cutáneo y se ha demostrado que dañan la integridad de la barrera cutánea al alterar vías de señalización inflamatoria, así como el pH del estrato córneo y el microbioma de la piel. La exposición a contaminantes a corto plazo se ha relacionado con xerosis, prurito y exacerbación de síntomas de dermatitis atópica.
- Estrés psico social agudo: Mientras que el estrés crónico generalmente conduce a una respuesta inmune alterada, el estrés agudo puede inducir una respuesta defensiva coordinado por una activación momentánea y transitoria de múltiples sistemas de respuesta al estrés, incluida la activación de mediadores inflamatorios con efecto inmunoestimulante.
El estrés psicosocial agudo puede afectar negativamente la estructura de la piel al inhibir el crecimiento del cabello bajo la influencia del eje HPA (hipotálamos-hipófisis-suprarrenal). Algunos ejemplos de la influencia de este factor los encontramos en enfermedades autoinmunes como la alopecia areata y el vitíligo, que pueden desencadenarse por un estrés agudo con alteraciones en las respuestas innatas y adaptativas y aumento del estrés oxidativo.
Por último, la angustia emocional aguda podría conducir a un aumento de los niveles de glu-cocorticoides (GC) y andrógenos que inducen un aumento del sebo producción en el acné, así como el aumento de la producción y liberación de CRH de nervios dérmicos y sebocitos. - Deprivación aguda de sueño:
La pérdida de sueño da como resultado una elevación de los niveles de cortisol la noche siguiente. La privación aguda total del sueño aumenta significativamente las hormonas relacionadas con el estrés, por lo que es difícil diferenciar entre los efectos del estrés y la privación aguda del sueño. - Dieta no saludable e ingesta de alcohol:
Ciertos alimentos y patrones dietéticos pueden desencadenar cambios agudos que
conducen a efectos visibles en la piel. Por ejemplo, el consumo de alcohol, las bebidas calientes, la comida picante, la capsaicina y el cinamaldehído contribuyen al eritema facial y la rosácea. - Variaciones hormonales agudas:
La piel es en sí misma un órgano endocrino, y todos sus componentes son constantemente regulados por hormonas. Las principales hormonas que afectan la piel incluyen hormonas sexuales (estrógenos, progesterona, andrógenos), hormonas neuroendocrinas (GC, CRH, melatonina) y otros (tiroides, hormonas de crecimiento).
CONCLUSIÓN
Los estresores agudos repetidos pueden conducir a efectos clínicos duraderos que contribuyen al envejecimiento de la piel o cánceres.
Las medidas globales de prevención incluyen:
- Evitar las quemaduras solares mediante una protección solar adecuada (uso de protector solar, evitar el sol, ropa protectora, etc..).
- Adoptar un estilo de vida saludable: dormir bien, comer una dieta bien balanceada, adquirir habilidades para manejar el estrés, el uso de intervenciones psicosociales.
- Reforzar la barrera física de la piel y las defensas contra factores de exposoma con, p. antioxidantes, productos antipolución, probióticos, humectantes, ácidos grasos insaturados.