El prúrigo crónico (PC) es una enfermedad caracterizada por intenso prurito y múltiples lesiones cutáneas a menudo secundarias al rascado.
(Pápulas rosadas, costras, nódulos, excoriaciones..)
Puede ser secundaria a numerosas causas subyacentes y produce una importante alteración de la calidad de vida en los pacientes que lo padecen y hasta un 37% de los pacientes presenta ansiedad, un 29% depresión y un 19% ideación suicida.
El PC ocurre debido a una sensibilización neuronal al picor, es decir, una amplificación de la señalización pruriginosa en el sistema nervioso periférico y central, y el desarrollo de un ciclo de picor-rascado. El PC puede ser de origen dermatológico, sistémico, neurológico, psiquiátrico/psicosomático, multifactorial o indeterminado.
Por tanto, el PC tiene una apariencia clínica común pero una etiología potencialmente heterogénea.
Una vez confirmado el diagnóstico es necesario descartar las distintas causas subyacentes. Esta se suele encontrar en un 90% de los pacientes, siendo en la mayoría de casos múltiples.
Causas más frecuentes de prúrigo crónico
Dermatológicas
– Dermatitis atópica
– Sarna
– Penfigoide ampolloso
– Micosis fungoide
Neuropáticas
– Prurito braquiorradial
– Neuralgia postherpética
Psiquiátricas
– Depresión
– Ansiedad
Sistémicas
– Insuficiencia renal (prurito urémico)
– Diabetes mellitus
– Tumores hematológicos
– Infección por VIH
– Cirrosis hepática
El tratamiento del PC va dirigido en primer lugar a controlar los síntomas y a erradicar el origen del cuadro. A nivel tópico es frecuente el uso de corticoides tópicos e intralesionales, capsaicina así como tacrólimus.
Entre los tratamientos sistémicos habitualmente utilizados se encuentran la fototerapia, los antihistamínicos, gabapentinoides, el metotrexate, la ciclosporina y la naltrexona, así como los antidepresivos tipo paroxetina o amitriptilina, entre otros.
Algunos estudios han demostrado también la eficacia de tratamientos biológicos como el dipilumab, nemolizumab y se están describiendo resultados prometedores con los inhibidores de la JAK quinasa.
No obstante, el control del Prúrigo Crónico no puede realizarse sin tener en cuenta una dimensión holística e integrativa del paciente, identificando el origen principal del cuadro, y teniendo en cuenta la implicación de aspectos dietéticos, metabólicos y psico emocionales en su debut y en su evolución.