¿Por qué deberías sanar el intestino si quieres mejorar tu piel?
Es claro que somos un sistema indisoluble, un maravilloso cocktail de azar genético y ambiente, en el que se entremezclan piezas de un puzle de forma única y diferencial en cada individuo. Por eso la medicina integrativa es la medicina del futuro, y el cambio de paradigma a la luz de los descubrimientos actuales es inevitable.
Dentro de este complejo entramado, el impacto de la microbiota (conjunto de microorganismos vivos que colonizan la piel, el aparato digestivo, incluida la boca, y el aparato genital) en nuestro sistema inmune y nuestra salud general ha ganado protagonismo en los últimos años.
La disbiosis intestinal, entendida como un desequilibrio en la composición de la flora comensal bacteriana, se ha relacionado con alteraciones metabólicas, enfermedades neurodegenerativas y neoplásicas.
Entre los factores causales asociados a la disbiosis se encuentran el estrés crónico, una alimentación inadecuada o el uso de ciertos fármacos.
La evidencia actual sugiere que la inflamación sistémica crónica es la principal consecuencia de la disbiosis, debido al desequilibrio entre aumento de la permeabilidad epitelial y de las células T efectoras activadas, como resultado de la secreción de citocinas proinflamatorias; esto lleva a un círculo vicioso de inflamación sistémica crónica, capaz de afectar a varios órganos y aparatos según cada individuo.
Además, existe evidencia actual que sugiere que la flora intestinal regula la producción de neurotransmisores, y los neurotransmisores median la comunicación entre el sistema nervioso y el sistema inmunológico.
Por lo que podríamos hablar de un eje Intestino-Cerebro-Piel. Además, la asociación del estrés crónico con la hipoclorhidria y bajos niveles de acidez gástrica parecen permitir la migración de bacterias colónicas a las partes distales del intestino delgado, creando un estado de disbiosis intestinal y sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) que puede asociarse a algunas dermatosis crónicas.
Algunos ejemplos del vínculo intestino piel los encontramos en:
ACNÉ:
El acné es particularmente frecuente en países occidentales, un fenómeno que se cree que está relacionado con la abundancia de carbohidratos en la dieta occidental típica.
Una carga glucémica alta promueve un aumento en la señalización de la insulina / factor de crecimiento similar a la insulina (IGF-1), lo cual induce un aumento de la expresión citoplásmica de FoxO1 capaz a su vez de activar mTORC1 (un regulador del metabolismo y la proliferación celular) para mediar en la hiperproliferación de las glándulas sebáceas, la lipogénesis e hiperplasia de queratinocitos acroinfundibulares, contribuyendo así al desarrollo del acné.
DERMATITIS ATÓPICA:
Se trata de la dermatosis crónica más frecuentemente encontrada en consulta, afectando a un 15-30% de la población. La disfunción de la barrera cutánea y la existencia de una respuesta inmune alterada se encuentran en la base de la patogenia.
La principal causa de esta dermatitis es la mutación en el gen responsable de la síntesis de Filagrina, proteína que desempeña un papel esencial en el mantenimiento de la homeostasis epidérmica al contribuir a la retención de agua y en la función de barrera.
Por lo tanto, una mutación en este gen da como resultado una mayor susceptibilidad a la invasión por antígenos ambientales. No obstante, más allá del condicionamiento genético, algunos autores defienden que falta de exposición temprana a antígenos microbianos esenciales para el desarrollo inmunológico, podría intervenir en la activación inmune a favor de una respuesta Th2.
Con entornos más estériles en los países desarrollados, la hipótesis de la higiene explica el aumento desproporcionado de alergias enfermedad en el mundo occidental en los últimos años.
PSORIASIS:
La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica recurrente e inmunomediada, desencadenada por una multitud de factores ambientales e internos en individuos genéticamente susceptibles.
Algunos autores sugieren la existencia de una microbiota alterada en la psoriasis, donde se ha observado agotamiento de las bacterias simbiontes, incluidas Bifidobacteria, Lactobacilli y Faecalibacterium prausnitzi, así como la colonización con ciertos patobiontes como Salmonella, Escherichia coli, Helicobacter, Campylobacter, y Mycobacterium, entre otros.
En definitiva, nuestro intestino forma un todo con nuestra salud, y su cuidado es tan importante para tu piel como tu higiene habitual o una correcta hidratación/fotoprotección.
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